Arquitecto, entrenador y psicólogo, “una persona dispersa” – bromea él sobre su extenso curiculum – a “Emi” González (Candás, 1985) lo fichó la Federación Española de Fútbol en el verano. La decisión de Orlegi de prescindir de Sergio Sánchez, siendo su segundo filial del Sporting, precipitó el adiós de un técnico muy respetado en Mareo. Meses después, atiende a El Comercio para valorar el pasado, el presente y el futuro.

¿Qué hace en la federación?
Estoy en el departamento de psicología, con Javier Lopez Vallejo, que es el director. Me encargo de las categorías inferiores, masculina (desde la sub 21 para abajo) y femenina (desde sub 23 para abajo). Es un proyecto muy bonito: crear un departamento de psicología de la nada.
¿Cómo llegó la oportunidad?
A las dos semanas de salir del Sporting, López Vallejo se puso en contacto conmigo. Me trasladó el proyecto, nos dieron el visto bueno y fuimos a las rozas a exponerlo delante de los técnicos, ¡Imagínese! Molina, Francis, Guerrero, Pablo Amo…
Este año contaba con trabajar en Gijón (en el Centro Deportivo Equipo), pero esto llegó a raíz de salir del Sporting. La Federación no te contacta sí estás en un club.
¿Por qué se fue del Sporting? Orlegi quería que siguiera.
No llegó a haber un ofrecimiento formal. Sergio (Sánchez) me llamó para comunicarme que le habían dicho que no continuaba. Yo siempre vinculé mi estancia a la suya, ¿Por qué? Nunca pensé en perpetuarme en el Sporting. Y luego por una cuestión de lealtad, respeto y coherencia. Había estado cinco años y medio con él. Trabajamos codo a codo. Sí su planteamiento no tenia cabida, el mío tampoco.
Pero le llamaron, ¿no?
Me contactaron después de la conversación con Sergio. Mi contrato había terminado y estaba muy agradecido, pero no iba a seguir. A disposición de lo que puedan necesitar, claro. No tengo problemas con nadie. Me llamaron otra vez para una video llamada, pero no estaba interesado.
¿No estaba ya en la Federación?
No. Me disponía a trabajar como un autónomo más (sonríe). Lo de la Federación llegó después.
¿Y ha aparcado su carrera como entrenador?
Ahora mismo no tengo ese gusanillo. Sí que considero al psicólogo como un entrenador. Tengo los dos perfiles, pero ahora tengo más apartado el técnico. Estoy muy ilusionado con el proyecto dela Federación.
¿Se fue muy injusto con el filial del año pasado?Queipo, Diego Sanchez, Nacho Martin y Pola están en el primer equipo.
Si se valora sólo el resultado, un minuto nos podría cambiar la percepción. Hubo muchos condicionantes. Nos encontramos una plantilla con jugadores del primer equipo que nos ocupaban fichas, un convenio con el Guangzhou chino el que teníamos un jugador… Nos trajeron refuerzos con vistas al primer equipo que igual no necesitábamos. Mucha gente nos juzgó sin vernos.
¿Por qué?
Hay la sensación de que los que estábamos antes en Mareo ganábamos mucho dinero, trabajábamos poco y nos conformábamos con todo. Era todo lo contrario. Había gente muy profesional y muy sportinguista: Rogelio, Manolo, Sergio, Caco, Isma…
El año pasado fue un año muy dura en la filial, con gente muy joven: teníamos 7 o 8 jugadores que habían pasado del División de Honor, a César, que iba a estar en el primer equipo pero no… Y no había que gestionar eso. Cargamos con el San Benito de que tercera era la quinta categoría y había que ganar con el nombre. Me queda el consuelo de que en el mano a mano con el Oviedo B les ganamos aquí y allí.
Usted conoce bien a Gragera. ¿Cómo lo está viendo?
Conozco a José desde que tenia 6 o 7 años. Vivía muy cerca de él . Siempre fue diferente. Una persona con una presencia y una confianza en sí misma brutal. El fin de semana, en el Bernabeu, ahí salió como sí nada. Hay una cosa que me enorgullece mucho. En la Federación, cuando digo que trabajé con el Sporting, todo el mundo me habla bien de Jose.
¿Y cómo pudo llevar su salida?
Jose está muy seguro de lo que hace. Si lo hizo así fue porque sabía al cien por cien lo que quería, incluso cómo hacerlo. Creo que lo vivió con la seguridad de estar tranquilo consigo mismo, sin cargos de conciencia. Siempre demostró su sportinguismo.

Usted fue importante para Gaspar el año pasado.
“Gaspi” es un chico muy, muy del Sporting. Se da la circunstancia de que es socio, aficionado y jugador. Duele el doble. Trabajamos mucho con él para que sepa donde empezaba Gaspar Campos y Gaspi. Pero es muy difícil. Yo lo viví. Iba a tomar algo con él y veía que le paraban, le hacían alguna foto a escondidas… Siempre con el personaje encima… Gaspi es un chico que en categorías inferiores renunció a cosas muy potentes por estar en el Sporting: Madrid, Inglaterra…
¿Y ahora?
En Burgos no carga con el papel de aficionado y de futbolista, sólo con el de jugador. Peleo con los chicos para que el nombre de la camiseta no sea el mismo.
¿Cómo analizar el discurso de Miguel Ángel Ramirez?
Voy a romper una lanza a su favor. Veo las ruedas de prensa y a nivel teórico maneja cosas que están muy bien.
¿Es un mensaje para la plantilla evitar hablar de la salvación?
Un técnico, en una rueda de prensa, está hablando de la plantilla.
Hay intención de crear un área de neurociencia en el Sporting. Usted llevó el de psicología.
El otro día me decían que parecía que el psicólogo del Sporting estaba destinado a terminar en la federación. El primero no fue Joaquin Valdés, sino Jesús García Barrero. Fue el psicólogo de Mareo en los noventa. Luego estuvo Joaquin, el área desapareció, y cuando Manolo Sánchez llegó a la dirección de Mareo, lo retomó. Me lo ofreció después de que saliera Efrén. Noé Calleja, que era una persona muy abierta al tema de la psicología, también apostó fuerte. Me pidió encargarme de jugadores del primer equipo a nivel individual. Veo muy positivo que creen un departamento con más gente para hacer un trabajo serio. Todos los grandes clubes lo tienen.
¿Qué busca un jugador en un psicólogo deportivo?
El futbolista carga con redes sociales, prensa, sueños de los padres, de los familiares, los suyos y con los proyectos que los clubes tienen sobre ellos. La confianza depende de la autoestima, que viene del autoconcepto; “yo me quiero una vez que me conozco”. Con 20 años ¿Qué autoestima tenemos? No nos conocemos. A los jugadores se les pide que tengan una confianza tan desarrollada como para ponerse delante de 25000 personas y no dudar. Lo que mas trabajo con un deportista es acelerar ese proceso para generar confianza propia, fuerte y solvente.
¿Qué diferencia hay entre un psicólogo deportivo y un “coach”?
El “coaching” es una técnica psicológica. Cualquier psicólogo está formado para aplicarla. Esto es como sí un ciudadano de a pie sabe de primeros auxilios, pero otra cosa es un cirujano, que puede operar y, por supuesto, sabe de primeros auxilios. Fiarlo todo al “coaching” es para mi donde viene el error. A veces se necesita un manejo del estrés, de la frustración, la atención, la concentración…. Eso lo tiene que trabajar un psicólogo. Un “coach” ha hecho un curso en esa técnica precisa. Son primeros auxilios.
Antes mencionaba a Noé Calleja, ahora en Getafe.
Un profesional extraordinario. Respetaba la labor del psicólogo y me ayudó a creer mucho. Aparece cada dos por tres en las concentraciones de las selecciones. Se conoce a todos los futbolistas. Es un profesional espectacular.
¿Sergio Sanchez llegará a la elite de entrenadores?
Seguro. No conozco a nadie similar. Mi visión puede estar manchada por nuestra amistad. Le conocí con la idea de estar unos meses como segundo y luego desarrollar mi carrera. Pero me quedé con él. Cada día aprendía algo. Es un gestor espectacular y tácticamente, un superdotado.
También fue muy cercano usted a Rogelio García.
No se movía un papel en Asturias sin que Roge lo supiera. Ya llamaba pronto para decir que había que ver a tal chico, que había un club detrás… Rogelio trascendió del área de capacitación. Fue una pérdida grande, pero se jubiló. Nos protegía a todos.
*Todos los derechos reservados al medio de comunicación «El Comercio«. Esta entrevista ha sido realizada por Javier Barrio. Enlace a la publicación original aquí.